Esa nena que ves ahí soy yo, Nati, con uno de los hombres más influyentes de mi vida: mi abuelo Manolo.
Llegó a la Argentina con lo puesto allá por 1950. Se fue de su pueblo de la provincia de Lugo, Bouzoa de Arriba, caminando, en búsqueda de un futuro mejor. Seguramente, escuchaste muchas veces esta historia y hasta tal vez, es muy parecida a la tuya.
Te cuento todo esto porque fue en sus valores, en su esfuerzo y en su honestidad que me inspiré para crear Camelia.
Camelia vino a definir mi identidad. Después de décadas de escuchar chistes que remarcan lo brutos que somos los gallegos, y que no me causaban ni una pizca de gracia, entendí que somos más que eso: somos gente de trabajo, honesta, fuerte, sincera y eso, a lo largo de todos estos años, se malinterpretó.
Cuando conocí la casa, super humilde en la que nació mi abuelo y su montón de hermanos, todo fue celebración. Mis tíos segundos y mis primos me esperaban con esa casita puesta de punta en blanco, con mesas hermosas, la mejor vajilla, el mejor mantel y la comida más rica con productos cosechados de su tierra ¿Qué más podía pedir?
Un poco de todo eso es lo que nos define. En Camelia seleccionamos colores y texturas que nos remontan a Galicia: sus suelos, sus bosques, sus ríos, sus termas, su época medieval, su época más moderna, su diversidad, sus aromas, sus piedras.
¿Sabías que la camelia es la flor de Galicia? A ella debemos nuestro nombre. La camelia es una flor fuerte, que sobrevive en las épocas más frías del año y simboliza el amor en su estado más puro. Camelia tiene carácter y fortaleza, como los gallegos.
Y preparamos cada pedido como si te recibiéramos en nuestra casa, con mucho amor, celebrando tu confianza en nosotros.
¡Gracias infinitas por ser parte de esta familia!